por Nora Aslan
Partir con la cámara a mano para cercar la realidad sin una fórmula.
En la ciudad, jardín de luces y sombras con frutos de gusto desconocido, todo tiene forma de pregunta.
Regresar con el cargamento y examinarlo
Ante reglas imprecisas, elegir la alternativa de inventarlas cada vez.
Introducirse entre los intervalos, abrir brechas hasta que contactos y rozamientos produzcan las primeras tensiones.
Contrastes, afinidades, dispersiones, equívocos, rupturas, fusiones suaves, chispas que crujen o estallidos como tajos violentos.
Desde un dentrofuera alimento los fuegos y espero.
No estoy sola, me secundan testigos -alter egos- animales en diferente estado de conservación y aspecto, peces, pájaros, insectos curiosos, estatuas, personajes levemente payasescos, todos invariablemente mudos.
Miramos con intensidad, ellos gesticulan, pero nos reservamos el comentario.
Con cada nueva temporada cambiamos el punto de vista y reordenamos la escena.
Acalladas las chispas terminamos la faena sospechando que la presa es tan esquiva que no se la puede nombrar, tan misteriosa como la imaginábamos, pero tan prometedora que nos hará recomenzar al día siguiente…y al otro…y al otro…
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