por Nora Aslan
Una pared sin atributos que al rodearla avanza como una ola compacta.
Una pared que se licúa y se derrama .
Los pequeños trozos de color que revisten el objeto, antes contaban historias desde los muros de los templos. Desde hace tiempo, mansamente se resignan a contener el agua de las piletas cediendo sus tonos de reminiscencia caribeña.
Hoy vuelven a reclamar protagonismo. Se pliegan gozosos a las propuestas de artistas.
Y empieza el juego. Entonces… porqué no ser agua?
Material confite, reluciente como un caramelo, colores, gamas, brillos.
Juego de artificio y de las apariencias sin fin.